Arte y Cultura

Arquitectura

La principal aportación artística de Armenia a lo largo de la historia se da en el ámbito de la arquitectura, durante la época medieval. Desde un punto de vista visual, la importancia de las construcciones armenias no deriva tanto de las dimensiones de los edificios, normalmente reducidas, ni de su decoración, poco ostentosa, como de su simplicidad formal, un elemento que contribuye a afirmar su rotundidad y una esencia propia.

Diversas líneas de investigación apuntan a la precocidad de ciertas manifestaciones arquitectónicas armenias, hecho que avalaría su carácter precursor. En todo caso, hay que señalar la importancia de la arquitectura de carácter religioso —apenas hay muestras de construcciones civiles—, con frecuencia vinculada al arte bizantino, con el que sin duda tiene muchas similitudes. Estos paralelismos se derivarán sobre todo de la presencia de la cúpula y la planta de cruz centralizada. Sea como fuere, es indudable la originalidad y la riqueza de la arquitectura armenia, hasta el punto de que no son pocos los historiadores del arte que le otorgan un papel principal en el desarrollo del arte cristiano medieval occidental. En este sentido, en determinados aspectos, las iglesias armenias estarían más cerca de los modelos occidentales que de los bizantinos. Como en otros aspectos de la cultura, la arquitectura armenia se encuentra a medio camino entre Oriente y Occidente; hay que destacar la mutua y permanente relación entre maestros medievales armenios y occidentales, gracias, especialmente, a los contactos comerciales.
Puede concluirse que la identidad propia de la arquitectura armenia tiene que ver con el medio natural en el que se desarrolla y con los avatares históricos de una región sometida a inestabilidad permanente. Enriquecida con las aportaciones de Persia, Grecia y Roma, su verdadero significado surge a partir de la adopción del cristianismo. Así, existiría una indudable base pagana, no siempre fácil de percibir dada la destrucción de templos motivada por la imposición de una religión oficial.

La arquitectura armenia se funde con el paisaje, recurre a la tufa local, una piedra volcánica, como material constructivo y a las formas geométricas simples, como el cuadrado y el círculo. Emplea las plantas de cruz, en la intersección de cuyos brazos se levanta la cúpula. Con diversas variaciones, este es, en esencia, el esquema general. Los edificios son de escasa altura, de apariencia robusta, y las bóvedas y cúpulas descansan su peso directamente sobre los muros o bien sobre columnas masivas. Estamos ante un arte conservador, que presenta una escasa evolución, cuyas señas de identidad son muy visibles.

Como ejemplo de la penetración del arte romano en el área, si bien hay teorías que afirman el carácter precursor de ciertas soluciones adoptadas, hay que mencionar el templo de Garni, un edificio del siglo I rodeado de columnas, rematado con frontones y cubierto en su interior con bóveda. Aunque en la actualidad no queda nada de la catedral original de Echmiadzin, construida en el siglo IV, fue, al parecer, el primer edificio cristiano de Armenia; en ella se ensayó ya la solución de la cúpula, soportada en este caso por cuatro pilares. El modelo de construcciones de planta central rematada con cúpula se repite con frecuencia a partir de entonces; un buen ejemplo es la iglesia de San Hripsime, también en Echmiadzin, del siglo VII. Al renacimiento de los siglos IX y XI corresponden numerosas iglesias de Ani, hoy en territorio turco, como la catedral, cuya verticalidad realzan los arcos que recorren las fachadas y el tambor de la cúpula. La ciudad fue el centro de una escuela artística de gran refinamiento, que dejó notables frutos también en la decoración escultórica y pictórica.

El desarrollo de los grandes complejos monásticos se produce entre finales del siglo XII y el siglo XIV. En algunas de sus dependencias (biblioteca, refectorio, celdas de los monjes) se ensayaron soluciones interesantes que luego se aplicarían en la arquitectura civil. Los templos de estos conjuntos mantienen la planta de cruz inscrita y las cúpulas que descansan sobre los muros. Elemento fundamental en estos recintos es el jamadoun, una especie de nártex o vestíbulo de entrada al templo en su fachada occidental, que era utilizado como sala de reunión; solía estar coronado por una cúpula central. Las iglesias monásticas responden también a un esquema más o menos común: son ámbitos de reducido tamaño, cercanos en su concepción a las criptas europeas, con gruesos pilares de capiteles labrados que soportan arcos que, a su vez, sustentan el empuje de la cúpula. La influencia de la arquitectura medieval de occidente es indudable y se hace también presente en campanarios o capillas funerarias, como la de Noravank.
Durante esta etapa final de la Edad Media, en la región de Cilicia destacan diversas fortalezas, ejemplo notable de la escasa arquitectura civil.
Superado el Medievo, la arquitectura armenia vuelve a tener interés en el siglo XVII, enriquecida por los intercambios comerciales que traen a la región influencias persas, rusas y occidentales. De clara filiación occidental son, por ejemplo, los campanarios con arquerías que, en estos momentos, se incorporan a edificios más antiguos. En el siglo XIX el redescubrimiento del arte medieval recupera los modelos orientales, y el eclecticismo, con frecuencia carente de autenticidad, domina el panorama arquitectónico. En las últimas décadas, la influencia de la arquitectura soviética se extiende a las principales ciudades armenias.

Escultura

La escultura armenia se expresa en un lenguaje modesto en el que no existen imágenes de bulto redondo. La principal expresión de la escultura son los jachcar, estelas de piedra con cruces talladas, o bien ellas mismas con forma de cruz, emplazadas en plena naturaleza o en las cercanías de cementerios e iglesias, en cuyas fachadas aparecen también en ocasiones incrustadas. Tienen una función conmemorativa y simbólica, y marcan emplazamientos sagrados. En ellas los artistas armenios han dejado magníficas muestras del trabajo de la piedra, relieves de enorme delicadeza con elementos vegetales de cuidada factura que, con frecuencia, recuerdan labores de bordado.Durante esta etapa final de la Edad Media, en la región de Cilicia destacan diversas fortalezas, ejemplo notable de la escasa arquitectura civil.
Superado el Medievo, la arquitectura armenia vuelve a tener interés en el siglo XVII, enriquecida por los intercambios comerciales que traen a la región influencias persas, rusas y occidentales. De clara filiación occidental son, por ejemplo, los campanarios con arquerías que, en estos momentos, se incorporan a edificios más antiguos. En el siglo XIX el redescubrimiento del arte medieval recupera los modelos orientales, y el eclecticismo, con frecuencia carente de autenticidad, domina el panorama arquitectónico. En las últimas décadas, la influencia de la arquitectura soviética se extiende a las principales ciudades armenias.

Aparte de este elemento característico, hay que citar los bajorrelieves y altorrelieves que se concentran en el interior de los templos desde época temprana (al menos, desde el siglo VII), estableciendo un claro contraste con la austeridad de las fachadas, que suelen reducir su decoración a los tímpanos. Subrayan elementos estructurales como vanos y cornisas o bien se emplean como ornamentación de los capiteles. Alternan motivos vegetales, animales, geométricos y antropomorfos, todo ello de factura muy esquemática. A los siglos XIII y XIV corresponden diversas representaciones de la divinidad que decoran los tímpanos de algunos edificios, a veces acompañados de símbolos heráldicos o representaciones solares. Como ejemplo de la cercanía a los modelos musulmanes hay que señalar la presencia de mocárabes como elemento ornamental. A partir del siglo XVII se aprecia en la decoración escultórica una tendencia ecléctica, a veces combinada con cierta inclinación al barroquismo, reflejo de la prosperidad económica de los principales mecenas, que incorporan fachadas de piedra tallada a sus residencias y a los edificios públicos. La inclusión de Armenia bajo la órbita soviética pondrá fin a este incipiente arte burgués.

 

La pintura y el arte de la iluminación

En la actualidad, apenas quedan restos de la decoración pictórica mural que, en otros tiempos, debió de cubrir el interior de algunos templos; pueden citarse los frescos de Tatev, mal conservados y ejemplo de la escasa relevancia del arte pictórico armenio, cuyas mejores manifestaciones se dan en la iluminación de manuscritos sagrados.

El Matenadaran de Ereván es el principal museo de manuscritos iluminados del país. Los ejemplares conservados más antiguos, procedentes de los escritorios monásticos, corresponden al siglo VII; los más recientes están datados en el XVIII. Es en el siglo XI cuando la miniatura armenia alcanza su afirmación como arte nacional que incorpora elementos propios a los de filiación bizantina y se enriquece igualmente con préstamos orientales. El centro de este renacimiento es la ciudad de Ani. En las centurias posteriores proliferan escuelas locales que prolongan el arte de la miniatura armenia y contribuyen a su excepcional valoración.

Más allá de la limitada importancia que, como se ha indicado, presentan los frescos de algunas iglesias, lo cierto es que no abundan nombres destacados en el campo pictórico. La actividad de Martiros Sarian (1880-1972) se desarrolló bajo las imposiciones estéticas e ideológicas del realismo socialista, que supo conciliar hábilmente con la representación de la identidad nacional y el alma armenia. Formado en Moscú, la influencia del fauvismo y el posimpresionismo cedió paso posteriormente ante las imposiciones de la estética del realismo; no obstante, su valor como colorista excepcional perduró siempre. Cuenta con un museo en la capital.

Nacido en una pequeña aldea de la Armenia turca, posiblemente en 1905, Vosdanig Adoïan, más conocido como Arshile Gorky, es, sin duda, el más célebre de los pintores armenios. Huyendo del genocidio, logró llegar a Estados Unidos, donde a duras penas, haciendo frente a las dificultades con el idioma y las extrañas formas de vida de su país de adopción, logró abrirse camino como pintor. Para ello, tuvo que reinventar su propia identidad y cambiar su nombre. Esta dolorosa relación con su pasado y la nostalgia de sus raíces quedaron plasmadas en una obra cargada de emoción y lirismo que pone de manifiesto variadas influencias (cubismo, surrealismo, Kandinsky, entre otros) y constituye una extraordinaria muestra de la vertiente más poética de la abstracción.

Literatura

En el año 406 el monje Mesrob Mashdots creó el alfabeto armenio, que, junto con la fuerte impronta de la Iglesia, habría de convertirse en elemento de cohesión fundamental para la identidad comunitaria.
La lengua escrita armenia surge en el siglo V, gracias a la actividad de los monjes que traducían los escritos sagrados en los monasterios; más adelante comienzan a redactarse textos históricos (la epopeya alcanza su apogeo en el siglo IX) y de contenido teológico.

Uno de los principales historiadores medievales es Moises Khorenatsi (siglo V), cuya Historia de los armenios permitió la transmisión de leyendas paganas y tradiciones diversas; si bien su rigor como cronista puede ser cuestionado, es indudable la calidad literaria de sus textos.
Durante la etapa medieval, en una tierra de profunda inestabilidad política, los monasterios se convirtieron en reductos donde se preservó la cultura y a cuyo amparo trabajaron algunos escritores notables, como el monje Gregorio de Narek (945- 1010), autor del Libro de las lamentaciones. Literatos y teólogos destacados fueron también Nerses el Gracioso (siglo XII) o Nerses de Lampron.

Entre los siglos XII y XIV tuvo lugar en el reino de Cilicia una renovación literaria caracterizada por la presencia de autores cuyos textos manifiestan el deseo de abandonar la tutela religiosa para abarcar una temática más amplia, de carácter profano. Se relaciona con esta tendencia la creciente cercanía entre la lengua escrita y la lengua hablada. Así, la poesía de los siglos XV al XVII, uno de cuyos mejores exponentes es Koutchak, encontrará en el amor y la naturaleza sus principales fuentes de inspiraión.
La decadencia generalizada del siglo XVIII tendrá su reflejo en el ámbito literario. Asistimos entonces al exilio de numerosos escritores que, no obstante, encuentran facilidades para difundir su obra gracias al mecenazgo de armenios ricos asentados en lugares como Venecia, Ámsterdam y Roma o, en áreas más próximas, en Constantinopla y Persia. Fuera de su cuna natal, las obras de los intelectuales y escritores armenios reciben variadas influencias. En el país continúan desarrollando su oficio trovadores como Sayat Nova.
Hasta los comienzos del siglo XIX no surgen nuevas formas de expresión de la identidad comunitaria armenia, un renacimiento que está vinculado a la presencia rusa en el área. La cultura armenia experimenta un nuevo florecimiento, cuyo centro principal es Tbilisi. Tanto la prensa como el teatro alcanzan un desarrollo notable, al tiempo que las corrientes de pensamiento europeas ejercen su influencia sobre la actividad de escritores e intelectuales. Ejemplo de la exaltación de los valores nacionales y renovador de la literatura armenia, Khathatour Abovian, partidario de acercar el armenio escrito a la lengua hablada y de abandonar el lenguaje clásico propio de ámbitos eclesiásticos, es autor de la novela Heridas de Armenia. En Constantinopla, al amparo de esta renovación literaria y lingüística, florecen las tertulias y se sientan las bases de un movimiento intelectual armenio que será muy activo a finales de este siglo XIX.
El genocidio de principios del siglo XX pondrá fin a esta vivacidad cultural, y aunque algunos escritores de la diáspora se han expresado en armenio, lo cierto es que los ejemplos no son abundantes. En la etapa soviética, la imposición de las directrices culturales del realismo socialista dificultó enormemente el mantenimiento de la expresión literaria en lengua armenia.

Música

La música tradicional armenia enlaza directamente con el arte de los trovadores medievales y con la personalidad de Sayat Nova, que en el siglo XVIII cantó sus poemas acompañado por instrumentos de origen antiquísimo, patrimonio de pueblos milenarios que habitaron este entorno.
La melancolía y la nostalgia de las melodías de siempre llegan hoy a nuestros oídos a través del sonido del duduk, el pku y el zourna (instrumentos de viento), del tembouk, una especie de tambor, o del kamani, semejante a un violón.
Sin duda, el cantante y compositor de origen armenio más célebre en nuestros días es Charles Aznavour, nacido en París en 1924, una de las voces más populares de la chanson francesa.

La música tradicional armenia enlaza directamente con el arte de los trovadores medievales y con la personalidad de Sayat Nova, que en el siglo XVIII cantó sus poemas acompañado por instrumentos de origen antiquísimo, patrimonio de pueblos milenarios que habitaron este entorno.
La melancolía y la nostalgia de las melodías de siempre llegan hoy a nuestros oídos a través del sonido del duduk, el pku y el zourna (instrumentos de viento), del tembouk, una especie de tambor, o del kamani, semejante a un violón.
Sin duda, el cantante y compositor de origen armenio más célebre en nuestros días es Charles Aznavour, nacido en París en 1924, una de las voces más populares de la chanson francesa.

Religión

Antiguas leyendas aseguran que el pueblo armenio desciende de Noé. El Ararat habría sido el lugar elegido por Dios para que el arca descansara por fin, tras los cuarenta días y cuarenta noches que duró el Diluvio. Los armenios consideran santa la montaña, hoy en territorio turco, y, según sostiene la tradición, este lugar, en las proximidades del lago Van, habría sido la cuna de la civilización.
Contemporáneo de Jesús fue el rey Abgar, sobrino de Tigrán II y gobernador de Edessa bajo la dominación romana. Sorprendido de los prodigios que oía sobre Cristo, creyó en su palabra y recibió el bautismo, junto con todos los habitantes de la ciudad. Los principales apóstoles del cristianismo entre los armenios fueron Tadeo y Bartolomé; no obstante, a pesar de que surgieron numerosas comunidades cristianas, durante estos primeros tiempos la religión era perseguida y sus seguidores, condenados al martirio.